sábado, 21 de octubre de 2017

México antes DF a… muy tarde, como las 3 de la mañana.

En realidad me siento algo acomplejado por no haber logrado escribirte en tiempo. Más que un aspecto de tiempo y forma es una vaga idea de que a mi texto lo leas con indiferencia.

Pero la idea me acompañó hasta la cama, me siguió en las sábanas y se durmió a mi lado, en esas mismas sábanas donde algún día estuviste tú haciéndome dudar si yo era parte de tus malos gustos o tus malos ratos. Pues mientras tú buscabas en mí cualquier brillo, yo veía a una buena mujer que daba caridad lejos de su tierra ideal, lejos de sus iguales y, de un modo perverso jugando en la oscuridad a que descendía al infierno a mandar. Debo aceptar que junto a ti jamás me sentí un demonio; por el contrario, aunque en tu sonrisa me haría plasmar cada pecado terminaba yo buscando la gracia. ¿Y qué decir de tus ojos? En ellos a veces lograba enfocar que veías a través de mí, y no mi interior sino todo lo que tenía atrás, mi camino, mi ¿Qué será de mí? La verdad nunca supe si tuve algo o sólo fui objeto de curiosidad, una rareza particular, un accidente que podría pasar por momento irrepetible, un gesto… Me gusta creer que hubo un momento en que me quisiste.

Disculpa, intento ser sincero. Y como seguro recuerdas eso en mí significa a veces no ser tan inteligente, hablar sobre el mundo cual es aunque esto no me convenga, es buscar abrazarte, pedirte un beso y sorprenderme mientras me lo das. Es sentir nervios mientras tomas mi mano y perdernos en los lugares que considero mi hogar pero parece que conoces mejor que yo, es estar a tu lado  y decir que no te merezco. Eso es porque descubrí que eres una guerrera, una sobreviviente de lo adverso que tiene que luchar en un mundo cruel portando un antifaz de porcelana y empuñando la más fina de las plumas, el tipo de guerrera que está en un escritorio planeando cómo presentarse porque carga con el nombre del barco, porque le importa su familia tripulante; porque es capitán, cocinera, sobrecargo y mástil, así como tanto más. Porque sabes guiar como el viento, porque iluminas como el sol, enterneces como aurora y en el crepúsculo maravillas como Venus y persigues como Marte.
Hace un momento salí de un sueño que te contaré… Ahora…

En una parte del sueño que no logro ubicar… Me encontraba con mi amigo Manuel vagando de regreso de un concierto, ya era tarde y no había transporte. Imagino que estábamos lejos porque ello me preocupaba, y de entre la multitud destaqué la presencia de Liz, ella dijo que irías a recogerla y que nos apoyaba con el viaje. Poco tiempo más tarde llegaste tú y me dejaste sentarme como tu copiloto, para este momento quienes nos acompañaban ya eran Irma y Jafet. En el camino charlaba contigo con cierto sarcasmo, me preguntabas si algo me preocupaba y yo te contaba que era cumpleaños de alguien que amaba. Pero… que en realidad no sabía si escribirle o felicitarla pues podría no importarle, entonces pusiste una cara de fastidio. Llegamos al Tren Ligero, la cual era la base donde llegabas (si, manejabas el tren) y de ahí irías a la Joya y Manuel y yo tendríamos que agarrar transporte para Xochimilco. Al despedirnos me jalaste y dijiste que si le escribiera a ella y yo pensé en hacerlo en cuanto llegara a mi casa.

Había policías que no dejaban detenerse a los peseros pero en un salto pude trepar a uno que llevaba su cartel de Xochimilco, Manuel llevaba otro rumbo así que viajé sólo, no recuerdo haber pasado por La Noria pero tenía la sensación de haberme pasado, lo que sí ocurrió fue que nos bajaron a todos y comenzamos a caminar por callejones que iban de bajada, cada vez en lugares más oscuros y ahí comencé a tener una mala sensación. Algo me hacía pensar que si seguía descendiendo no podría regresar.

Y comienza el terror…

Como a la tercera escalera descendida decidí regresar y caminar a mi casa por mi cuenta, ya conoces los pasajes de Xochimilco, algunos callejones muy estrechos que son transversales a otros iguales de angostos, para pronto: de cualquier lado te puede saltar un espanto. Así que yo procuré mantener un paso firme y veloz sin enfocar la mirada en lo que hubiera alrededor, no obstante no pude mantenerlo siempre. Pasé por un callejón que a 5 metros daba al canal: y ahí estaba ella parada, vestida de blanco con un vestido entre catrina, novia y quinceañera. Con cabello negro o azulado y extendiendo sus holanes con ambas manos, parecía que estaba parada ahí para asustar de lejos a quienes pasaran, y así mismo parecía que lo lograba. Yo apreté el paso y seguí de largo sintiendo que en cualquier momento me seguiría, sólo llevaba mi teléfono y una revista enrollada; apreté la revista y pensaba que de esta noche no pasaba.

(Pausa incómoda en la escritura: un gato vino a Seducir a la Sonajita y comenzaron los sonidos macabros)

Sin embargo, al ser este mi último momento decidí que no me entregaría tan fácil. Empuñé mi revista y regresé para encarar a la Llorona, para verle la cara, para terminar con aquello que fuera a pasar de una vez. Y corrí a ella gritando con rabia sabiendo que no había mañana, lo que no sabía era si mi golpeteo con papel la atravesaría o moriría al instante, y entonces ella huyó. Como si fuera una novia en fuga levantando su vestido y cuidando de no caerse con las zapatillas.

En un instante comencé a parpadear saliendo del sueño y teniendo por un momento control de él, como si pudiera elegir en una completa vigilia o seguir soñando, opté por lo primero y me dediqué a escribirte.

Sólo duré un momento acostado sintiendo un escalofrío, con temor de que lo que fuera a hacer fuera lo equivocado. Era como cuando subías en mí invitándome a hacer de todo y yo me quedaba sin palabras, así es mi temor y así mismo lo que me excita: frío.

Durante el día pensé que esa mirada tuya que me atravesaba estaba puesta en un mundo al que no te podía acompañar sin dar la vuelta. A veces creo que sólo nos vimos porque nos cruzamos pero… Llevábamos caminos lejanos. En mi vida seguro me seguiré topando con guerreros y gente fuerte, pero tú no buscas a un caballero sino a un General, creo que puedes tenerme en tu corazón pero tu amor camina frente a ti, camina con quien puedas admirar y desear ser como él. Puede ser un ejemplo o tu tú ideal a seguir. No sé, quizá los soldados ganan batallas y para ti sean mejores los reyes que ganan guerras.

Me entristece tu silencio ¿Sabes? Pero con el tiempo he entendido que el tuyo es valioso para ti, que tu aliento no es para gastarse y que yo no me pude levantar como tú querías. Cuando te accidentaste te llevé galletas, y no te encontré porque así lastimada te fuiste a trabajar… Lamento tanto lo que me perdí de ti pero lamentaría más que tú te perdieras algo de lo que has hecho, quizá para ti sea mediocre e irremediable el hecho que yo sólo pueda verte a lo lejos sonreír y aun así sonría por ti.
Lamento más sonar tan SAD y venir a felicitarte cuando me has mantenido al margen, y supongo que por algo será. Pero tú me dijiste que lo hiciera… Bueno tu Tú que sueño, que por lo general es muy franca y fría, que en otras veces me ha corrido y dicho que tiene novio, que cuando le he preguntado que si me quiere se asusta y hace el mismo gesto que tú cuando dices - Obvio no.

Pero igual sirva para intentar conmemorar una fecha, quizá para recordar que eres relevante y tus pequeñas acciones pueden ser la felicidad de otros. Porque para mí fuiste eso, un momento de justicia, una reconciliación con los accidentes, la ternura escasa que hubo en mi vida, la gracia sonriéndome una vez en el tiempo.

La primera mitad de mi vida fue muy oscura, y la segunda lo fue más. Al concluir creo que aún me fue peor. Mucho tiempo tuve esperanza y llegué a pensar que algún día sería digno de ser feliz, hoy creo que eso fue un mal viaje. Pero un día mi corazón de trapo sucio y remendado sintió por un momento que alguien lo sostuviera, y por ello me es menester agradecer, y agradezco por este día. Y deseo que todos los tuyos te sientas feliz, y como dicen por ahí… Que cumplas muchos años más.

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