Aunque alvino sea tu nombre de colores tienes llena el alma,
y yo siempre invoco tu nombre con la clara idea de lo pulcro e intocable
olvidando lo tanto que te has dejado colorear y tanto que has coloreado.
Sonriéndome entonces; estás tú, riéndome, disfrutándome, besándome, comiéndome,
consolándome, sufriéndome … viviéndome. Porque en ti elegiste llevarme siendo
tú pieza de mi vida y yo de la tuya.
Como dos piezas de un extraño material cuya física y
metafísica no los atraen por gravedad, y se pierden y reencuentran en un plano
trasatlántico, uno intercontinental y atemporal… De extraña naturaleza tan rara
que está en todo, pero pocos la hacemos sentir especial. Eso o es tan común y
lo raro es la sensibilidad de entender en lo lejano como parte de un hogar.
Y nos llamamos, y nos buscamos… Nos referimos en las gracias
y entre sueños malos nos abrazamos. Al menos yo te busco. Cuándo dices que me
extrañas ¿Susurras mi nombre o al menos tus ojos me buscan perdiéndose en el ayer?
¿O es tanto mi deseo que te mantiene a ti y tu aroma aún en mis brazos, y a tu voz
en mi impaciencia por tu llegada?
Y es cierto, no puedo esperar a verte sin que mi mente me
exija decretar, que apenas pueda me haga contigo en un tornado horizontal; uno
que haga centellas apenas el aire nos tocara, que sea tormenta y su rastro deje
inundado cuanto recinto sea testigo. Disculpa que sea tan directo, jamás lo he
sido contigo, empero… ¿Qué nos podría alejar más?
No quiero pedir permiso para que vengas a mis fantasías,
pues a todas has cuidado con un extraño cariño del que yo no siempre me siento
merecedor. A veces creo increíble que tras mi vida enajenada y con el nombre
del pasado marcado en la frente cual marca de maldito, marca de extranjero en
toda tierra, marca de una bestia… Estés tú, dama con gusto delicado, sensible a
tantos sabores y emociones, mencionado que te gusta que te llame.
Y miles de oraciones en el mundo van a dioses; sacrificios y
dedicatorias, menciones y ovaciones. A los grandes y a los héroes, a lo
consagrado y lo antaño. Y al ver en el aire tantas bendiciones, me siento bien
de salir un momento de mi historia de pesares y elevar que en alguna parte hay
alguien contenta con que la recuerde.
Y sí. Seré contigo atrevido, seré Tifón, seré un Kraken,
Lucifer o Leviatán. Pues si alguna sabia me marcó como bestia, es parte de mi
deber hacer revolución y tempestad. Te arremolinaré en mis adentros y te
miraré, mientras nuestros hechos se hacen doctrinas de transversalidad, ciencia
oculta que emerge para romper cualquier hermetismo y hacer de lo verdadero una
antaña falacia.
Luz de luz, amor verdadero sobre amor verdadero, elegido, no
asignado. De distinta naturaleza del pasado por quien fui olvidado.
Y cuando tu suspiro sea mi aliento, ¿Cómo llamaré a mi
futuro cuando sea el pasado?
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