viernes, 2 de noviembre de 2012

Artículos de Filos.Mx: Gatos: compañeros y guardianes.

Este año comencé a escribir para una revista digital llamada Filos.Mx, y debo compartir que ha sido de las cosas que más me han aportado en mi intento por volverme escritor. Lamentablemente tras algunos problemas en internet, algunos de los primeros artículos se han perdido, por ello en mi afán de que no se vallan al limbo, he decidido republicar (aún sin permiso de Filos) algunos de mis primeros trabajos en la revista. Espero les agrade y que del mismo modo sigan visitando FilosMX en su nueva época.




Los animales en el núcleo social han tenido una participación más allá que una simple compañía, pues sus actividades complementarias con los hombres los han dotado con una relevancia pragmática. La domesticación e s una consecuencia de la socialización que favoreció la evolución del hombre.
El caso que quiero destacar esta ocasión es el vínculo entre humanos y gatos. Estos pequeños animales han destacado más por sus instintos que por sus rasgos estéticos o por una facilidad de aprendizaje, características de la que consideramos como domesticación. Por ello cabe mencionar que, más que por compañía, los gatos comenzaron su relación con los humanos por una sociedad con fines comunes. En el antiguo Egipto (lugar donde se registran las primeras relaciones entre humanos y gatos), los gatos no eran compañeros de los humanos, sino los guardianes de las cosechas, defendiéndolos de plagas tales como las ratas. El tener una producción destacada dependía de lo que se lograba conservar, y el almacenamiento de comestibles siempre fue problemático con la aparición de hurtadores, y de varios de ellos se encargaban los felinos; esta seguridad que ofrecían a los pobladores de Egipto hizo que fueran considerados incluso como divinos, en su simbología ellos son las criaturas más recurrentes, se les relacionaba con Baset, diosa de la armonía y la felicidad, y se les respetaba con el grado de guardián, no eran una propiedad privada, sino una especie con la que ellos convivían. El gato era tan valorado que estaba prohibida su venta al extranjero, no obstante por medio del mercado negro este llegó a Grecia y de ahí se fomentó al resto de las naciones mediterráneas y, después del imperio romano, al resto del mundo. En varias de estas naciones otros animales ya se encargaban de deshacerse de las ratas, y los gatos pudieron ser adquiridos para un mero acto de compañía, pero en la edad media, sus características fueron asociadas al demonio, por ello la iglesia, a través de la inquisición, buscó la erradicación de estos “seres demoniacos”, esto ocasionó que por poco se extinguiera el gato casero, su disminución propicio un aumento en la población de roedores, y estos en realidad fueron factor para la propagación de la peste bubónica, peste que estuvo cerca de terminar con la mayoría de la población europea durante esta edad.
A diferencia de otras mascotas comunes, los gatos han mantenido una relativa independencia ante los hombres, motivo por el cual existe la creencia popular que ellos son los que deciden su permanencia con una familia. Muchas veces cuando un gato llega a un hogar por sus propios recursos parece que ellos adoptan a la familia y no al revés. Así mismo han sido valorados altamente estéticos y como sinónimos de ternura, gracias a esto han sometido a su servicio a los que se hacen llamar sus “amos”.
Hoy en día, la sobrepoblación en algunas zonas donde abundan esta especie ha propiciado que aumenten los gatos callejeros, empero, el hecho que no tengan un tutor que se responsabilice de ellos ha propiciado que grupos de rescate animal promuevan medidas para su cuidado, destacan los casos de Besalú (Gerona) y Basauri (Bizkaia), ciudades donde sus ayuntamientos han colocado comederos públicos para gatos callejeros, pues consideran que forman parte de la sociedad y aportan un legado biocultural a la ciudad. En otra latitud, Roma elevó el grado de la especie a
patrimonio biocultural en agradecimiento a que salvaron la ciudad de una plaga de ratas, sumado a que los gatos han logrado formar comunidades pacíficas que pueblan la mayoría de sus antiguos monumentos.
Estos ejemplos de agradecimiento son admirables, lo que en contraste no lo es, es el hecho que debamos recurrir a un beneficio pragmático para poder valorar a otras especies en lugar de respetar su derecho en sí, los animales al igual que todo ser vivo deberían ser apreciados por su simple existencia. ¿Porqué no elevar a patrimonio biocultural a todas las especies? Y así apreciarlos por su vida propia y no por su participación en eventos que nos complazcan, mejor antes habría que meditar si solo se respeta a lo que se designa por una declaración institucional en lugar de respetar a la vida por simple convicción.
Con dedicatoria para Guapomemo, Peludito y Sherman, fieles amigos que tantas sonrisas me han dado a mí y a seres queridos.


1 comentario:

  1. ESTE ES EL LADO QUE ME ENCANTA DE TI, ESA SENSIBILIDAD MARAVILLOSA, TERNURA Y APRECIO POR UN GATITO. LA CAPACIDAD DEL SER HUMANO DE APRECIAR EL AMOR QUE SE LE DÁ. VIVÍMOS UN MUNDO DIFÍCIL DONDE ESTAMOS EN GUERRA ENTRE NOSOTROS MISMOS A PESAR DEL AMOR QUE SE PROFESA. FELICITACIONES AMIGO. SIGA EXPRESANDO SU AMOR POR EL MUNDO ....

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