La condena de no acercarse

No es un guiño de de esta noche, lo que sobre nosotros ilumina

Es la luna de octubre, es lo que el cielo disimula

Ella es un frío testigo, de lo que no reflejó tu día

Flota como castigo, por ser crítica impía.

Recuerda mejor ella un motivo, recuerda un desamor

Saber que esa noche ella te tuvo, saberlo le causó rencor

De noche tú dormiste, de noche ella te cuidó

En sueños te enamoraste, soñaste con lo que el sol alumbró.

Esa dama que es blanca, esa celosa  dama brillante

Aquella a la que le cantan, es de lejos tu amante

Por eso se pasea frente a ti, por eso te grita y a tu nombre llama

Se peina y pinta de marfil, si entristece ella lo disimula

Aprendió a menguar su forma, y dibujar en el cielo una sonrisa

Adoptó la distancia como norma, como mandato de misa

Sabe que amas a una niña terrestre, cordial con tu naturaleza

Una chica dulce que te estremece, que te habla de belleza.

La luna sabe que es fría, sabe que en la tierra no tiene vida

Sabe que en la noche le tienes ira, sabe que como amante está perdida

Por eso pasea de lejos, por eso la tierra no toca.

Cuando brilla algunas aguas la buscan, mengua riendo cuando entristece

Cuando te lastima su forma oculta, parece ausente cuando anochece.

Esa luna se hizo una conducta, un ciclo que a tu carácter responde

Ella traza en celeste su ruta, la traza siguiéndote sin saber dónde

Camina tras la sombra de tu dueña, pasada la claridad la luna se asoma

De lejos a seguirte se empeña, a lejos seguirte pero la tierra no toca.