sábado, 21 de agosto de 2010

No todos los amigos son para siempre.

Episodio 41: Pelear con todo
Damián siempre se ha juntado con Abraham y Arturo, no obstante él no los considera sus amigos, más bien para él son quienes se le juntan. Por otra parte Abraham no vislumbra su vida sin ellos, son quizá lo más cercano que tiene a una familia, incluso cuando Damián hace lo posible por mantenerse al margen y Arturo en realidad demuestre cierta indiferencia por lo que en verdad le interese.
Hoy las cosas los vinculan de modos distintos, algunos de los instantes de antaño realmente parecieran no existentes. Entre la búsqueda de revanchas o por demostrar las cualidades propias, uno de los amigos hoy ha decidido explotar todo su potencial aumentado por el poder del séptimo sello.
Entre escombros dentro del gimnasio se arremolina el aire concentrándose en una esfera de aire que conforme crece se calma y aleja el polvo que levanta. Arturo como si estuviese envuelto en llamas logra encadenar sus dedos con los de Abraham, ambos se miran con coraje aunque por parte del último sea menor.
-Dime la verdad, ¿estás seguro que ya no quieres ser Arturo?
-Ya te dije que ese nombre no significa nada para mí, y haré lo posible por superarlo.
-Me decepciona, ese es el nombre de mi amigo al que tanto he querido, si buscas destruirlo, también buscas destruir la amistad que tuve con él.
-Cuando esté terminando contigo te preocupará más que no elimine todo tu cuerpo.
Abraham piensa que en los últimos ataques Arturo ha incrementado notoriamente su fuerza, como si el sentimiento adverso que crece en su mente también potencializara a la capacidad física. Forcejean un instante y los tentáculos de Accuma se juntan en uno solo que se arquea para apuntar a Abraham.
-Siempre has sido ingenuo y descuidado, ¿qué no sabes que del escorpión las tenazas no son el peligro?- La nueva fibra de Arturo violentamente golpea a Abraham en la espalda, como si tuviera una ponzoña esta punta escarba un poco tras su traje y su piel para después disparar un rayo que actúa como corrosivo-. Es la cola la que posee el veneno.
-Arturo- desanimadamente Abraham ve a su amigo mientras siente como es atravesado hasta que ve como de su pecho sale una flama como si fuera la bandera estandarte del logro de haberlo vencido.
Es una imagen cruel, Abraham afloja sus manos y queda de pie solo porque lo sujeta el ahora aguijón, es rodeado de un brillo que ondula como llamas líquidas, como si emanara burbujas de aire mientras se atiza. Como si se tratara de un ácido, poco a poco las partes que tocan se corrompen.
-¿Ves?- Arturo retirando poco a poco su extensión se llena de placer al haber sorprendido al Arcángel.

-¿Qué te gustaría estudiar de grande Abraham?- Sonia recostada en el pasto pregunta mientras ve en el aire como las noves cambian de forma.
-Ya sabes que seré presidente- Abraham mientras batalla con un cubo Rubik contesta sin dar tanta importancia a la pregunta.
-Eso es lo que quieres ser, pregunté por lo que estudiarás para serlo.
-Ah, bueno, eso cambia- deja el cubo y voltea a ver a la chica-. No sé que estudiaron los grandes presidentes.
Era una de esas tardes del primer invierno en que ellos se trataban, aún Abraham tenía familia y la temática sobre el arcángel era más cercana a un mito. Ellos al no tener clase y encontrarse a solas deciden descansar en uno de los jardines de la escuela que no visitaban frecuentemente.
-Me gusta mucho la amistad que llevan ustedes tres- comenta la niña contenta-. Solo Damián dice que quiere ser doctor y para ello estudiará medicina, tú dices que serás un gran líder pero ni idea del como, y Arturo no posee ni la una ni la otra. Son muy distintos y no los imagino separados.
-¿Así te parece?, en realidad no estoy seguro de que seamos amigos inseparables, además tú tienes a tus amigos- Abraham recorre a Sonia con la mirada mientras habla.
-Sí, son geniales, aunque la verdad hay algo que parece los acerca más a ustedes- se gira para ver de frente a Abraham-. Sobre todo a Damián y a ti.
-Exageras, Quizá cuando salgamos de aquí no vea más a ninguno de los dos y pase como con mis compañeros de la otra escuela, sean solo motivos para recordar que hay gente mala, bueno quizá en su caso diga que hay gente buena.
-Es más fácil que cuando eso ocurra dejen de buscarme mis amistades a mí, a ti se nota que jamás te dejarán las personas que conoces, y deja te digo que son bastantes.
-Sigo pensando que exageras.
Sonia se gira hasta quedar recostada viendo de frente a Abraham y mirándolo directamente cuando este baja la mirada para ella.
-Si un día desconfías de alguien a quien en verdad conoces, su mirada te mostrará que te dice la verdad- Mirando detenidamente los ojos de su compañero.
-¿Me conoces realmente?
-No veo que traigas puesta una máscara.
-Quizá la tenga y lo ignores.
-Seguramente me lo dirías.
-No sé si te equivoques en eso, pero en lo que sí- piensa un poco el cómo decirlo-. Seguramente es en sobre lo que pasará conmigo, nunca he conservado a las personas, seguramente para el próximo año ya nos hablemos tan bien todos los que conoces. También se que aun no me conoces y que tú tendrás a una persona que estará contigo siempre.
-¿Por qué tan seguro?- la muchachita sonriendo contempla al jovenzuelo.
-Ni idea, pero como tampoco termino de conocerte tengo el beneficio de la duda.
Ambos ríen.

Abraham al caer de rodillas frente a su exaltado amigo demuestra más malestar por la decepción de ver a Arturo contento con haberlo dañado, que por el haber sido herido de gravedad, sin embargo aún hay energía en él para seguir el método que Sonia le propusiera años atrás.
-Arturo- tose y escupe sangre-. ¿En verdad estás contento con esto?
-¿Dudas que lo esté?- el muchacho está que revienta por la euforia-. ¡He vencido al Arcángel!, al invencible ser que nadie ha podido, ahora es claro que ese día me ganaste solo por tus poderes, pero en condiciones iguales soy sin duda alguna más fuerte.
Accuma estalla en risas al punto en que sus lágrimas caen al piso, Abraham también deja caer las suyas y lamenta que solo así su amigo esté contento.
-Y lo mejor de todo, ¡me anticipé a todos tus movimientos!
Cuatro tentáculos aparecen y se levantan del piso, a su vez sujetan cuatro cuerpos a los que exponen y lanzan cerca del arrodillado Arcángel, se trata de las copias que había formado para contraatacar en un descuido de su otrora amistad, Abraham los aprecia por un momento antes que se desvanezcan.
-Entonces, ¿también falló eso?- el Arcángel no puede abrir más los ojos aunque es más su sorpresa por haber sido leído de tal modo, sus ojos inyectados de sangre por la hemorragia solo aumentan un toque tétrico a su pasión.
-¡Eres un tonto Arcángel!, ¿y sabes por qué?, porque pensaste que siempre serías el mejor -una loca carcajada muestra claramente que Arturo ya se ha perdido en sí-. Acabaré contigo, después haré lo mismo con Damián y concluiré con la niña sosa que te enseñó tantas cosas tan falsas, el pensar en ella es precisamente lo que te ha llevado a la desgracia.
-Retira lo dicho por favor - con ya poco aire intenta conservar al menos una pisca de su amigo como era antes-. Anda, por los viejos tiempos.
-Ya no hay tales- con un movimiento veloz Arturo atraviesa la garganta de Abraham con una cuchilla de luz que sale de su muñeca, mientras, mira la cara de sorpresa en la víctima.
El piso se escurre de rojo y queda marcado, aunque en realidad son más fuertes las marcas de las gotas transparentes que cayeron antes.
Arturo salpicado con pequeñas pecas carmesí luce feliz, pero empalidece cuando la separada cabeza de su amigo le sonríe y guiñe un ojo.
-¿Qué?- Arturo retrocede un poco y aterrado no pierde de vista el cuerpo del Arcángel-. ¿Qué extraño poder tienes?
El cuerpo desaparece y Arturo siente húmedo en la entrepierna, Abraham le aparece por la espalda.
-Bu- Abraham ve como Arturo aterrado corre y se tropieza-. Ja, no imaginé que en verdad pensarías que me ganarías.
-¿Tú?, pero yo…
-¿Si?… Accuma- Comienza a caminar tras él-. Dijiste que si tuvieras mis poderes podrías vencerme fácilmente, también que estás dispuesto a acabar con tu otro amigo y con la chica a la que amo, que te anticipaste a mis movimientos, pero veo que te sorprende el ver que te faltó un pequeño detalle
Abraham rememora el día que tuvieron su enfrentamiento en el torneo, los movimientos de Arturo y los suyos ya eran conocidos para el otro, en realidad parecía una coreografía dado que ambos sabían que haría el contrario tras conocerse y haber entrenado tanto tiempo juntos, Abraham se percata de la familiaridad antes que Arturo y lo comienza a manipular.
-Prácticamente he crecido contigo desde que me inicié en las artes marciales, se cómo te mueves, incluso intuí qué tipo de poderes podrías tener si llegaras a tenerlos- Mira su puño mientras Arturo que gatea para escapar-. En el torneo te gané a la buena, no hubiera abusado de mis poderes en contra de mi amigo, aunque ahora que veo lo que piensas en verdad.
-Hey, quizá me anticipé un poco, pero sabes que bromeaba.
-Más cobarde no puedes ser, solo obtuviste un poco de poder y me has dejado en claro qué persona eres, no pensaba aniquilarte por que eras mi amigo, peor alguien que niega a sus amigos, y que por encima de todo niega lo que acaba de decir- se ilumina la mano de Abraham quien prepara su ataque especial-. No creo que estés preparado para ser mi amigo, aunque… te recomiendo que para la próxima, antes de mencionar que le harías daño a Sonia, te asegures que me vas a matar de verdad.
Abraham sabía qué resultaría en el último choque con Arturo, por ello creó las copias que caerían en cada tentáculo agrede, la copia principal reflejaría un drama si Accuma se pasara de la raya, y en caso que así fuera, usaría el miedo del enemigo para vencerlo. La técnica estaba lista, Un réquiem para un amigo, un servicio que ya es cotidiano en la vida de Abraham.

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