lunes, 5 de julio de 2010

Segunda prueba de Abraham de su preparación para la batalla más difícil.

Episodio 35: Serás sepultado
“Como un pez en el agua”. Nunca había sido tan irónico, Damián estaba literalmente en un enorme frasco como si fuera un pez en su bola. El líquido es muy rojizo y apenas se distingue al individuo dentro, tampoco es muy grande el contenedor, a diferencia de las películas de ciencia ficción que acostumbraba él donde sumergían a los tipos del experimento en enormes tanques con sondas rodeando todo el cuerpo y en un líquido cristalino, él estaba en algo más parecido a una placenta.
Cuando lo capturaron y llevaron al laboratorio principal de SPTTRO, parecía más que lo llevaran a misa de difunto, en un estuche como si se tratara de un obsequio iba el joven tan tranquilo, tan sumiso tan sereno como si estuviese muerto. Del techo una goma marrón se extiende para levantarlo y envolviéndolo en una ligera capa de sí misma lo encapsula, Lilith supervisa cada paso con una grandiosa pero intranquilizada sonrisa. Las piedras de colores son colocadas sobre la goma y de inmediato se infla un globo formando el recipiente, dentro la sangre de Damián se mezcla con otro extraño fluido conocido como éter y otros, de no ser por esta goma especial, la sustancia chorrearía más que inundando manchando al tierra, pero no, ahora está siendo absorbida por el mismo sujeto.
Se estima que durará cerca de 6 horas la completa absorción de la energía que literalmente fluirá dentro del joven.

Silencio… Un silbido… Silencio, y comienzan a caer las chispas por los choques de los metales, el brillo opaca la iluminación normal, una centella arriba y otra abajo, la coordinación de los monjes hace parecer que estuviesen danzando. Abraham tiene la práctica suficiente para tomar ese ritmo y poder al menos esquivar y chocar la espada cuando es necesario.
Entre el sonido del aire cortándose y las hojas golpeándose se forma una melodía muy peculiar, que solo llegaría a su fin cuando el sonido final de una piel atravesada la culmine, como lo hace esa última percusión al final de tantas melodías. Más el breve ruido del que cae atravesado dejando de respirar, arrastra el sonido como esa cuerda del violín que va bajando de intensidad y así fue el último sonido que escuchó el vencido.
Ante la mirada de sus compañeros, este cae y el resto no dan crédito al fracaso de su amigo. Abraham consternado aún empuña fuertemente y empujando el ahora inservible sable dentro de un cadáver, ahí la espada es tan útil como un clavo en un ataúd.
Pero los sacerdotes no dejarán su ataque así solamente, el muchacho no puede sacar fácilmente su arma y opta por tomar la del difunto, retrocede desesperadamente y gritando comienza su apología.
-No quería matarlo, en serio, yo solo quiero regresar a casa.
-¿Cuándo tendrás el valor para reconocer tus actos?, tú lo mataste y eso es lo único que ocurrió- el líder dijo.
-Pero no quería hacerlo- Abraham replica como si pidiera piedad.
El duelo continúa y el muchacho esquiva hábilmente logrado hacerse a espaldas del grupo, un espadazo en los hombros de otro rival lo derriban como si lo hubiese nombrado caballero. El grupo cierra filas y ahora menos se confiarán del inexperto espadachín que tienen enfrente.
-Siempre has sido así, destruyendo por aquí y por allá diciendo que no fue tu voluntad, como si no tuvieras alternativas, reduces tus actos a meros accidentes- una vez más el líder habla.
-Ya te dije que no podía elegir, si me atacan ustedes debo defenderme.
-¿Y no podías decir eso?, solo acepta que tienes miedo a la muerte, y que es más valiosa tu vida que la de aquellos a quienes eliminas, que eres egoísta, al menos aunque suenes sínico, no serás un hipócrita.
-¡No soy hipócrita! El joven se lanza contra el líder con una enorme ira.
El líder con movimientos definidos lo recibe y golpea con rodillas y el mango de la espada, lo zarandea por unos momentos mientras pareciera le explica la diferencia entre el actuar y el responder.
-Siempre te has escondido tras tus supuestos accidentes, nunca haces lo que haces porque quieres, siempre son porque no hubo otra, hablas como una pequeña que además de conflictiva es… Caprichosa, si las cosas fueran como quieres, te seguirías quejando, nunca nada está bien para ti- con un golpe certero derriba a Abraham.
Abraham se siente débil, pero al ver las siete navajas restantes acercándosele para hacerle tantos hoyos como sea posible decide girar para atrás, los picoteos avanzan sobre el piso en dirección suya hasta que él puede levantarse y blandear la espada para disipar las entradas.
-¿Qué vas a saber tú por lo que he pasado? Me la paso perdiendo a la gente que quiero por mis malditos poderes, no tengo elección, yo solo actúo, conforme lo pide la ocasión- Con un movimiento atrapar a uno de los perseguidores y lo prende amenazando con la espada en su cuello.
-¿Nos amenazas con eso? Si tú dices que haces conforme ocurren las cosas, no estás seguro que puedas matarlo, entonces eso no me preocupa, no sabes actuar de modo que cada acto tuyo fuera como si fuese el último en el universo- sin reparos atraviesa a su propio compañero y logra herir un poco en el abdomen de Abraham- yo estoy seguro de lo que haré, y no titubearía por destruirte.

Años atrás en el entrenamiento de karate los tres amigos recibían instrucción, el maestro les explicaba las condiciones para potencializar un golpe.
-Arturo, golpea a Abraham-daba la orden en seco y Arturo respondía marcando el punto a su amigo- eso estuvo bien, fue un buen punto, pero yo te había pedido que lo golpearas. Si estuviesen en una pelea de verdad, no van a marcarle los errores a su enemigo, si no acabar con él, como ustedes son compañeros, no se les enseña a hacerse daño, y por ello solo les muestro como se da un buen golpe, Damián, ¿Qué condiciones favorecen a un buen golpe?
-Que cada golpe debe ir con la intención de ser el último
-¿Por qué el último?-pide el maestro.
-Porque tenemos que ser definitivos- sentencia Damián.
-Exacto, un golpe que no busca ser definitivo es un mal golpe, porque su intención no es la de ser concreto, los intentos que no buscan ser definitivos son intentos erróneos, la energía y técnica utilizadas en ellos carecen de intención, y solo prolongan el intento. Por eso deben buscar derribar al oponente desde el primer golpe, ya si no lo logran es porque el otro lo evitó, pero entre tanto tendrán otra oportunidad esperando que se concrete su voluntad, recuerden, lo que no va a romper, se rompe.

Abraham tras tener su rápida regresión, continua con el ataque y enfurecido tras ver su estómago manchado de escarlata se arremete contra dos de las figuras sin titubeos y parte el pecho de estos con diagonales mortales, una fría lluvia de sangre le abre el paso para encarar dos más a los que rebana por el cuello y así se abre el paso para ensartar a una más. Con una velocidad de relámpago se ha hecho de una posición amenazadora frente al líder el cual lo ve por primera vez decidido, el filo de la espada de Abraham se hace firme frente a la cara de su enemigo.
-Ahora se ha terminado el juego- el líder inmóvil se dirige a Abraham casi aceptando una derrota.
-Yo no juego- Abraham responde
-Pero si sigues vacilando en acabar conmigo idiota- retando a Abraham
-Te equivocas, en lo que no vacilo es en obtener de ti la información para salir de este lugar.
-Ahora si comienzas a hablar como un hombre- sentencia en desventaja el anónimo desvaneciéndose en una capa de humo.
Abraham se percata que es el momento de guarecerse en una guardia que le mantiene en expectativa, las figuras caídas también se esfuman y se incorporan a una nube que aparece a una distancia considerable de él. El resultado es que todos eran parte del mismo sujeto que ahora lo observa con cierta satisfacción.
-Aunque no suenas del todo convincente, ya vas mostrando mejoría- señalando al abdomen de Abraham cura su herida-. Al parecer ya vas entendiendo que lo que haces no tiene vuelta atrás, es el momento que sepas por qué venciste al Dragón y por qué ha terminado tu combate conmigo.
-Te escucho_ dicta un joven con decisión.
-La primera quimera que enfrentaste en la bóveda pasada no era más que una alusión a tus propios temores, cuando decidiste enfrentarlos estos se hicieron menores hasta el punto en que lograste simplemente aplastarlos, aunque en realidad solo se tomó en cuenta uno de tus miedos menores, en realidad sabes que a lo que temes más lo enfrentarás en el mundo de arriba- señala el extraño con su dedo-. Tienes un terror por perder a tus seres queridos, peor si te decides por buscar el poder y la paz, tendrás que superar ese miedo, tendrás que ser valiente y valorar que las pérdidas no son sacrificio si no una parte de la responsabilidad, en resumen debes ser valiente.
La figura de este tipo brilla y unas alas emergen de su espalda, no es sino un ángel contra lo que se había enfrentado Abraham.
-En este segundo campo te he provocado para que reconozcas tus intenciones, de no hacerlo solo te quedarás cometiendo accidentes una y otra vez, debes percatarte de la trascendencia de tus actos y hacerte responsable, no hagas lo que no quieres hacer y menos lo que no reconocerás, eso se llama respeto. Respeto por la sangre de los caídos incluso cuando son queridos por ti, cada mancha es parte de tu proceso y debes actuar decididamente, si fallas de nuevo en esto de nada habrá valido ninguno de tus movimientos, debes actuar si arrepentimientos. Aunque aún te faltan por superar dos pruebas más, ya que no has venido aquí a otra cosa que no sea tu superación para encaminarte al poder.
-¿De qué hablas? No he venido aquí en búsqueda de eso, mientras pierdo tiempo contigo, el futuro de la gente está en riesgo y yo…-. Abraham no termina de cuestionar sin antes caer en cuenta que desaparece su interlocutor así como el escenario, de nuevo las sombras se adueñan del espacio para abrir paso a la siguiente bóveda.

Han pasado la mitad de las horas en que Damián logrará una aceptación al poder de los sellos y los grados de perfección, esto causa en Lilith una enorme euforia, en los alrededores el clima comienza a ser depresivo y se perfilan las nubes para cubrir el cielo, pareciera que este llorará pronto.
Arturo más impaciente sabe que aún falta un poco para encontrarse con Abraham y comienza a borrar de su mente la idea que se trata de su amigo.
-¿Dónde estás Arcángel?, tienes que estar pronto conmigo, asolo así veremos qué tan hombre eres ahora.
La realidad se puede apreciar a sí misma, inmensa en su júbilo palpita ante el gran acontecimiento que en ella se forma, depresiva en su espera por su propio final y los elementos particulares de la misma que se encuentran en partes distintas siguen esperando el resultado del devenir. ¿Abraham se hará un mejor hombre?, ¿Damián sobrevivirá al proceso de SPTTRO?, ¿Lilith cumplirá su objetivo dándole a su líder el poder que busca?, Arturo nos e cuestiona, él está decidido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Germán, en el nombre del demonio

Germán…  Claro que recuerdo ese nombre, yo nunca olvido uno: pequeña víctima de sí mismo, ignorante de su capacidad, temeroso del profu...