miércoles, 14 de abril de 2010

Comentario sobre Dogville, véanla, es muy buena.

Dogville, más que tranquila es apática, su costumbre gira en torno a no precisamente su distanciamiento con aquello que le es ajeno, sino más bien con todo lo que atente contra su permanencia tal cual. Desde el inicio nos percatamos a qué grado es posible llegar por mantener las cosas dentro de lo establecido, de no intentar algo distinto por evitar correr el riesgo de romper el esquema que ha procurado siempre. Con la misma rigurosidad que se permeabiliza de poner los ojos de investigación en lo que está fuera de ella, evita a su vez ponerlos en sí misma.

Entre las tantas posturas orgullosas que adoptan en un inicio, la más grande es el negar recibir favores, sobre todo tomando en cuenta que la tradición moral que se maneja es la de hacerse merecedor de las cosas tenidas a partir del trabajo, es decir, es una virtud del hombre el hacerse de su propio ser mediante la independencia material. Una persona merecedora de respeto es aquella que posee todo lo que tiene por sí misma, y una persona respetable, es una persona, quien no, no es una persona.

El pensador de la historia busca desesperadamente un modo de cambiar el enfoque de los ciudadanos, para ello recurre a la abstracción del mérito y hace notar que el bien es propio del ser humano, los hombres tienen libertad de recibirlo por el simple hecho de existir.
Posteriormente al pueblo llega esa entidad que busca redención a través su simple estancia en él, una persona cuyos actos los considera “regalos” para el pueblo, bienes desinteresados que se ofrecen más que por gratitud, por placer de ser.

Nietzsche en sus textos maneja la idea de moral como un universal que tiene sus bases en la frágil concepción de una distinción absoluta entre el bien y el mal. En sus primeros ensayos opta por describir como a través del tiempo el hombre ha cambiado ambos conceptos, pues, en primera instancia el bien apela a las virtudes humanas como actos que engrandecen su autoridad sobre otros, el bien es aquello que hace de una persona un ser digno de respeto, mientras que posteriormente, con la revolución de concepción del bien durante el cristianismo, este pasa a ser sinónimo de sacrificio, y el bien recae en las acciones de renuncia del bienestar propio por un bien mayor para el resto de las personas, es decir, el bien es el sacrificio.

Lo mismo ocurrirá en Dogville, al sentir la satisfacción de recibir el regalo solo por su simple hecho de ser, cambian el concepto de bienestar. Este ya no es simplemente el ser dignos de las posesiones, el bien ahora es el dejarse consentir con sabiendas que esto provoca un sentimiento de satisfacción en quien realiza los actos de sacrificio.

Grace en la chica que como agradecimiento decide regalar su tiempo a cambio de no otra cosa sino el poder hacer feliz a la población.

En otro momento la historia llega a la cumbre del compromiso en el que la gente accede al regalo y a la vez agradece con su propia proyección. A partir de este momento vuelve a haber un cambio de concepto del bien regresando al anterior. Si Grace es feliz atendiéndolos sentirse plenos, lo correcto es hacer que ella sea digna de su felicidad, haciendo que su servicio se convierta en un trabajo, le otorgarán un salario y le condicionarán esa posibilidad de ser con ellos mientras sus servicios se mantengan dentro del esquema moral anterior.

Con un efecto de campana, que después de llagar al clímax comienza el declive, Grace se ve presionada por las peticiones que se transforman en exigencias. Ya satisfecha el hambre por el bienestar, la comodidad se ha vuelto costumbre y con esta costumbre cambian las necesidades. Ya estas no corresponden a una sobrevivencia que tan familiarizada estaba con los habitantes, sino que las necesidades trascienden al lujo y el placer extremo. Así la población masculina ya no exige comprensión y compañía, si no placer carnal.

Después de una serie de abusos Grace intenta escapar de Dogville, empero al ser engañada en su fuga esta fracasa. Ella ha violado la confianza de los pobladores y dado que pertenece literalmente a un esquema de posesión, merito y leyes. Es menester el contrarrestar ese espíritu independiente a través de lo más asequible por el momento, su cuerpo mismo. Ella es encadenada y se le custodia para evitar el abandono a sus ahora obligaciones.

Al inicio de la película hay un comentario con respecto a un hueso que aún tenía carne, este hueso se le dio a un perro y el acto fue meritorio de reprensión pues es tachado de un desperdicio. Lo mismo ocurre con Dogville, una tierra que no conocía la gracia, y ahora que ha recibido una inmensa y de regalo, desperdicia la pureza en el acto corrompiéndola.

Al final, Grace es entregada a eso de lo que huía (ni más ni menos que su padre, un hombre poderosos que no comparte la idea de caridad de su hija), con ello ella se posibilita a adquirir el poder compartido de su padre y con eso, la libertad, libertad que emplea para hacer un juicio final.

Grace considera que Dogville se ha enviciado a tal grado que no merece degradarse más. La idea de esa noble aldea ha desaparecido y lo más que puede hacer por ella es evitar que la gente se haga más daño y le haga daño a otros, decide desaparecerla.

Es como Nietzsche comenta en su obra, el continuo cambio en la moral, la hace un sistema poco eficiente para el pleno desarrollo del espíritu humano. Grace, una persona con una noble idea del perdón y la confianza, sucumbe por el maltrato ante la idea de que no fue apreciada por lo que era, su valor siempre dependió de lo que ella podía dar, y al igual que los demás, lo que daba debía ser menor que lo que recibe, y dado que ella pedía lo mínimo material y lo más espiritualmente, recibió una paupérrima correspondencia en su trato como persona física y algo más deplorable como ser humano.

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