martes, 17 de noviembre de 2015

Tenemos que hablar de antropología y Kevin

Tenemos que hablar de Kevin, observaciones
Antropológicas desde la perspectiva de Gevaert.

Introducción

En la Película “Debemos hablar de Kevin”, se expone el caso de Eva y su hijo Kevin, que tras protagonizar una masacre en su escuela crea el espacio para una reflexión sobre la formación que este tuvo, los valores faltantes en su ser y cuestionamientos sobre el vínculo madre-hijo que hay en su relación. Kevin relata mediante los recuerdos de su madre una historia personal donde abundan las luchas de poder, autoridad y reconocimiento ajeno de este frente a su madre. Todo comienza desde la infancia temprana de Kevin, su madre expresa constantemente el desagrado por la crianza de este ya que representa una atadura que no permite una realización de ella, ya que su aspiración era poder actuar y desplazarse con libertad sobre el mundo, y a su vez Kevin implica una atadura a un modo de vida comprometida con la que su madre no se ilusionaba.

La antropología de Gevaert nos inicia en una serie de observaciones donde podemos partir las preguntas con respecto al hombre y los problemas de peso que lo conforman. En primera instancia  se define que cada problemática se manifiesta en la medida de su propio peso1,  y es precisamente la narrativa de la película la que nos muestra el impacto de la desición de Kevin a partir de las consecuencias y los obstáculos que enfrenta su madre a raíz de lo ocurrido en la masacre de su escuela. La película recurre a flashsbacks que intercalan las reacciones de la comunidad y su comportamiento con Eva con los momentos que conforman el desarrollo de su hijo. En este sentido el desarrollo de la historia nos permite valorar el peso propio de las acciones de Kevin partiendo de las consecuencias sobre sus actos.
Gevaert nos explica que las problemáticas humanas pueden ser agrupadas en torno a tres temas: Admiración y maravilla, frustración y desilusión y expresión de lo negativo o vacío. No obstante la aparición de las problemáticas no están regidas cronológicamente en un orden donde al llegar al tercer manifiesto se niegue que pueda surgir una problemática secundaria siendo este tercer momento de la problemática primaria, el primer momento de una problemática secundaria. Es menester mencionar esto ya que así se entiende que el ser humano es un ser dinámico que constantemente se relaciona con el exterior y los otros hombres que lo rodean. Es decir, los temas en que se agrupan las acciones y experiencias humanas muestran su valoración a partir de la perspectiva con la que son tratadas en diálogo entre la sociedad y el individuo que las realiza, haciendo posible que lo que genera admiración para una parte puede ser frustración para la otra. Por ello trabajaremos momentos claves en la relación entre Eva y Kevin dándoles importancia en la medida que esto propició el desenlace en tragedia en un primer momento, y la tragedia misma en la medida que propicia un vínculo de amor entre madre e hijo al final de la película.
Antecedentes

Eva era una mujer relajada cuyas aspiraciones personales eran viajar y conocer lo más posible tierras lejanas, empaparse de tradiciones externa y convivir con comunidades distintas, empero después de un embarazo no deseado concibe a Kevin, un primogénito que la obliga a establecerse en un hogar donde su único rol es el de cuidarlo y fungir como pilar moral de una familia en crecimiento. Si traducimos la problemática de Eva a los tres momentos que plantea Geavaert podríamos identificar como Admiración al sentimiento que Eva tiene al mundo y su grandeza cultural y su deseo de conquista por experiencias propias de constantes viajes, podríamos entender que para Eva la realización personal se basa en el movimiento y el cambio, su afirmación personal está propuesta en un constante cambio entre actos y potencias desde una perspectiva aristotélica donde un ser está determinado por lo que es en un momento,  frente a las otras posibilidades de ser negadas, pero no por eso significa que sean imposibles1. En resumen, Eva considera que su verdadera plenitud sólo la logrará convirtiéndose en todas las Evas posibles en todos los otros lugares posibles, sin embargo Gevaert agregaría que Eva tiene un campo limitado de aspiraciones de sus otras formas posibles al reducir sus posibilidades a únicamente sus presentaciones en otros lugares distintos, pues también unas posibilidades de Eva realizada son aquellas donde su admiración va dirigida al campo espiritual, religioso o a una posibilidad como madre. Es decir, Eva erra al definir como rasgos de su personalidad únicamente a su yo viajero reduciendo como una no Eva a la Eva madre, llegando así al segundo momento de la problemática: el nacimiento de Kevin.

Frustración de Eva y su proyección en la identidad de Kevin.

Más allá de un psicoanálisis de causas y consecuencias o teorías conceptuales-conductuales, hay que destacar que la conducta de Kevin está formada por a) el desinterés manifiesto que Eva tiene hacia él, y b) la aprobación que el resto de la sociedad (comenzando con su padre) le profesan. Más adelante desarrollaremos la visión que Kevin tiene ante la sociedad y su propio vacío generado por las observaciones que él hace sobre ella. Eva realiza constantes quejas ante su deseo frustrado por viajar responsabilizando a la existencia de Kevin, por ello su hijo no percibe una valoración amorosa hacia él y busca llamar la atención con muestras de apego, tal como son: continuar el uso del pañal hasta una edad inconveniente o el acoso sobre su madre limitándola a permanecer a su lado cuidándolo. En resumen, Kevin busca frustrar más la existencia de su madre hasta que esta reconozca en su hijo una posibilidad de plenitud.

Las constantes amenazas para la tranquilidad de Eva provocan un estado de vacío en el que Kevin no puede apreciar su existencia como un acto positivo y haciéndole creer que el desarrollo humano está dirigido en función a lo negativo. Por ello el hijo decide crear un ambiente caótico donde una serie de accidentes familiares llevan su marca, siendo él un agente de caos y destrucción, pues sólo mediante quejas mayores a las de su madre podrá él hacerse presente por necesidad a Eva.

El Vacío de Kevin y su confrontación ante la sociedad

Gevaert encuentra en la sociedad moderna un apego a la ciencia y la sobrevaloración mecánica en la relación entre causas y efectos, planteando la posibilidad de que Kevin entiende que para lograr un impacto grande debe este de protagonizar un evento de gran magnitud que rebase su propia existencia, es decir, debe afectar la vida ajena para así determinarse como un ser importante para los demás. Durante la película Kevin idealiza una sociedad donde hay un vago aprecio por la vida misma y en contrate la gente da prioridad a la vida ajena.
-¿Cómo puede ser que las personas gastan la mitad de su vida sentados frente a la televisión?
Ellos pasan la mitad de su vida sentados viéndola y lo que ven son a personas como yo-
Él entiende que las personas en la actualidad no valoran a sus similares sin la necesidad de un aparato mediador, y aunque él menciona de forma explícita a la televisión, de forma implícita menciona al reconocimiento del hombre por “logros” artificiales, tal como la popularidad, las tendencias y la admiración por personas que hacen lo que la mayoría no logra aún cuando todos en teoría tienen las mismas capacidades.
Desde muy pequeño Kevin es entrenado en el arte de la cacería, él entiende a los otros seres como blancos que pueden ser alcanzados por el daño de dos formas, una como blancos estáticos que se predisponen a ser dañados y otros que están en movimiento pero pueden ser dirigidos a trampas las cuales son colocadas en posición a los vacíos personales.
Aquí también podemos apreciar la interpretación que Gevaert tiene del valor por la vida expresada por Camus: “Existe un solo problema filosóficamente serio… Juzgar si la vida merece o no ser vivida”1. Kevin coloca en una balanza su propia vida y si en verdad resulta valioso que los demás vivan una vida mecánica alrededor suyo en contraste a su propia definición como un ser que ha logrado una conciencia mayor. Y dado que su vida propia carece de sentido, él no considera que las vidas ajenas tengan un mayor valor como para no tener el mismo destino de desaprobación que hay para él, y hace así de sus blancos de cacería a la comunidad mecánica que vive día a día sin un cambio relevante. La intromisión violenta de Kevin al momento que organiza una masacre en su escuela es el punto cumbre de su filosofía, pues él se interpreta como ese accidente que cambiará la forma de valorar la vida ajena, y en particular la que los padres tienen de sus hijos, él es un hijo no deseado, pues pongamos a prueba qué tanto desean otras madres la vida de sus propios hijos.
Tragedia como expresión de la conciencia
Nietzsche en El nacimiento de la tragedia enfatiza la tragedia como un momento de cambio conceptual plasmado en el arte1, Kevin decide montar como si se tratase de una obra teatral una masacre donde se asumen roles de víctimas y un villano que cumple un rol de catalizador del destino, pues si bien la gente desperdicia su vida, el adelantar la muerte hará valorar todos aquellos momentos que ya no serán. Por otra parte colocará a las madres ajenas como espectadores- partícipes mediante su sufrimiento y a su propia madre como el espectador supremo que aprecia desde un plano ajeno la caída de de su hijo en un hoyo cavado por las propias carencias que ella misma le fomentó, pues las madres ajenas le muestran cómo debe apreciarse a los hijos propios, cómo se debe sufrir por ellos y el coraje con el que se les debe defender.
En este apartado es donde debemos entender que la frustración de la madre es a su vez el inicio de la admiración de Kevin, cuando ella sólo reaccionaba a los estímulos negativos de este, sólo reforzaba la necesidad por estímulos mayores, definitivos e irreversibles, siendo este el momento en que ella puede decidir entre dos vías: continuar con el trato indiferente o de desprecio por su hijo, o enseñarle a valorar la congruencia sentimental que la sociedad profesa de forma intrínseca. Ella opta por permitirle a la sociedad castigar a Kevin y castigarla a ella en la justa medida, sacrifica los bienes propios y la dedicación por ella misma para atender el juicio de su hijo dentro del sistema legal, decide asumir las consecuencias y ser tratada como la culpable principal de la existencia de Kevin (aún cuando estamos conscientes que la influencia maternal sólo es uno de los distintos elementos antropológicos de la conducta de Kevin) y en un último momento reconocer a su hijo como un motivo importante para su vida, pues al final se aprecia que ella lucha porque un día su hijo salga de la cárcel y ocupe un lugar a su lado.

Conclusiones

Después de plantear el caso de Kevin y su madre como un ejemplo de problemática antropológica debemos situarlo como tal, es decir: Los homicidas no pueden ser justificados con base a malas formaciones personales, sino que un mal planteamiento de la formación individual puede repercutir en la paz comunal. Pues,  las interpretaciones personales del contexto social no sirven para establecer métodos rigurosos para valorar la vida ajena pues estos no reflejan una conciencia universal tal como si lo logran principios comunitarios tales como lo son la espiritualidad, la justicia y la paz.

Kevin parte de su experiencia personal con un carácter egoísta para juzgar el merecimiento ajeno por la vida, sin tomar en cuenta que las otras personas pueden llegar a identificarse consigo mismos   sin la necesidad de un reconocimiento artificial, pues el sentido de trascendencia no está obligadamente definido por la aceptación ajena, sino por la capacidad personal para alcanzar un nivel de conciencia superior a partir de uno mismo conforme a órdenes arquetípicos más grandes, tal como lo es la comunión con lo externo en un armonía propia del arte o la espiritualidad, Kevin no logra disociar la aceptación por el otro como parte del todo y la aceptación del otro como un recurso, pues la existencia humana trasciende el sentido de ser un ser reactivo perdido en el mundo como un ser abandonado y que necesita aferrarse a un fin impuesto, y la coloca como una posibilidad de libertad para interactuar con el mundo externo ser hombre es ser humano con los demás partiendo de sí mismo y no ser humano a partir de las experiencias de los otros. Por eso Kevin no podía asumir un papel de “catalizador” del caos, pues el destino ajeno no es injerencia de su sentir personal, sino del posicionamiento individual ajeno ante un orden natural externo y que se logra en conjunto, tal como lo es el amor.

El caso de Eva también denota un egoísmo por ignorancia, pues ella no comprende que de inicio su “yo” no está condicionado a un único grupo de actividades, sino que ella al tener la capacidad de dar vida, tiene entre sus posibilidades de realización personal el compartir, lamentablemente cuando ella logra desarrollar un sentido maternal profundo (cuando tiene a su hija y la defiende del hermano), ella no logra manifestarlo con el hijo mayor.

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