Las teorías de
conspiración hicieron que este inicio de semana las personas mostraran un
escepticismo absoluto como pocas veces, en contraste, también pude observar una conciencia homogénea en la
que la constante plantea una verdad irrefutable: “Las instituciones solo pueden
decir la verdad construyendo una, es decir “Armándola”, inventándola, haciendo
los argumentos débiles fuertes y los fuertes débiles”.
Y si usted lector de Blogger siente ese impulso por asociar el Término Maquiavélico con Maquilar,
adorará esta otra leyenda nacional poco conocida y muy difícil de corroborar, y
de paso podrá celebrar en Bandera[1] con un exquisito tema de conversación acerca
del lábaro que este año de futbol se convertirá en el más socorrido, y de paso
descansará un poco de las pláticas sobre el “Falso Chapo” o “El penal que no
marcó Chiquimarco el sábado”.
Advertencia, El siguiente
contenido ha sido redactado para ser leído tal como yo se lo platicaría a mis
amigos en una pseudotertulia dionisiaca.
…
Y entonces, vi en
Youtube el video sobre la verdad acerca del escudo nacional, primero leí los
comentarios para asegurarme que no era uno de esos videos donde te espantan al
final con un grito y la imagen de Linda Blair, y vi que alguien comentaba que
el águila devoraba una paloma, pero por el significado que tiene para el
cristianismo español esta fue sustituida por una serpiente porque la paloma se
relacionaba con el espíritu santo y la serpiente con la maldad, en ese momento
decidí confiar en que el video en efecto trataba sobre la verdad oculta atrás de
la historia de la Bandera de México.
En
una ponencia del historiador Oselocoatl Ramires, él fue cuestionado
por una señora sobre el motivo porque el vaticano no ha devuelto la Bandera Original a México, el maestro
gustoso señaló el carácter asertivo de la pregunta y comenzó a narrar, que el fundador
del grupo al que pertenece, el Dr. Romerovargas Iturbide, descendiente directo
de Iturbide realizó diversos estudios en Italia y llegó a ocupar un alto puesto
dentro del vaticano, y dijo que se convirtió en secretario particular de Juan
XXIII, eso no lo creí, por ello me puse
a investigar y, ¿qué creen? Que efectivamente existe el Sr Romerovargas,
pero no pude ratificar que fuese descendiente de Iturbide, incluso su nombre se
escribe Yturbide, aunque en efecto, escribió los tratados que el maestro
mencionó y aunque no fue secretario personal de Juan XXIII, porque el
secretario fue Loris Francesco Capovilla, si vi que alguien lo menciona como
bibliotecario encargado en el vaticano, no me creas, porque tampoco es una
fuente confiable, pero sí creo esa parte de la historia en la que se narra que él
tuvo acceso a documentos secretos que el vaticano tiene pertinentes a México.
Yturbide tuvo acceso al Grupo Borgia, documentos precolombinos que
fueron adquiridos por la santa sede como regalos de la corona española durante
la conquista de Tenochtitlan. Pero además de estos documentos estaba un elemento
inédito, una bandera azul con un águila parada sobre un nopal y el sol como
fondo, bandera que él interpretó como la auténtica bandera de México, quizá la
relacionó con la bandera actual por el gran parecido que tienen ambas piezas en
el escudo y que ambas hacen una clara referencia al mito azteca sobre la señal
que Huitzilopochtli envió a los mexicas para fundar su ciudad. Según el relato,
Romerovargas muy indignado le dijo al Papa que devolviera esa bandera y el
códice Borgia a México y al recibir una negativa él renunció y regresó a México
con la descripción de la bandera, actualmente ha sido adoptada por grupos que
estudian y apoyan a grupos indígenas como su bandera legítima. La bandera es
llamada Atlachinolli que significa Agua y fuego, o Bandera de
Cuitlahuac.
Según la narración de Bernal Díaz del Castillo
en Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, Atlachinolli
era el grito de batalla de Cuitlahuac en su victoria de la Noche triste para
los españoles, aunque nunca menciona una bandera.
La bandera llamada Atlachinolli difiere
en su escudo de la actual por elementos como el sol atrás del águila, por 3 piedras
sobre los que está el nopal en que está parada que representan la triple alianza
entre Tenochtitlán, Texcoco y Tlacopan, y como aspecto a destacar, el águila no
sostiene una serpiente en la boca. Según una interpretación de Álvaro Ibáñez
Doria, lo que sostiene es precisamente el símbolo del grito de batalla Atlachinolli
(agua y fuego) y no una serpiente. Es de gran relevancia este dato porque la
tradición cuenta en las escuelas, sobre todo en estas fechas, que el diseño del
escudo nacional fue encargado por Iturbide pensando precisamente en la grandeza
del imperio azteca y el mito de su fundación, no obstante se omite que ese
primer diseño no tenía una serpiente en el pico como la de hoy en día, de hecho
el primer escudo con el águila es una referencia exacta del Códice Mendoza en
el que se muestra la fundación de Tenochtitlan. Y que durante la independencia
Allende ya había utilizado banderas con esta insignia, y ninguna tenía una
serpiente.
La serpiente fue introducida en 1823 y ahí
comienza la polémica, los creyentes de la conspiración dicen que originalmente
el águila devoraba un ave más pequeña y que representaba la superioridad
mexica, esto no era bien visto por los españoles que asociaban la imagen con
una paloma y por extensión con el espíritu santo, en contraste las serpientes
eran entendidas por los indígenas como un símbolo de la tierra y todo lo
tangible mientras que para los invasores esta era el mismo Satanás que tentó a
Eva en el Edén. Por ello se acusa a los conservadores católicos la sustitución
del ave por la serpiente con fines de imposición dogmática, no obstante el
gobierno que la incluyó en el diseño era precisamente un gobierno liberal que
había disuelto el imperio de Iturbide.
Otra teoría es que hubo un conocimiento sobre
el Atlachinolli que data desde 1521 y la figura del símbolo de agua y
fuego se confundió con una serpiente. El Atlachinolli representa una
conjunción de símbolos contrarios como lo son el agua y el fuego para dar una
idea de dualidad y conjunción en el orden universal, coincidentemente el águila
acompañada por una serpiente fue interpretada del mismo modo, al señalarlo como
un símbolo de la interacción de lo celeste con lo terrenal y que nosotros en la
actualidad lo interpretamos como el conflicto entre el bien y el mal.
Según Oselocoatl Ramires, se le solicitó
en 1985 al varticano que regresara la bandera a México así como el Códice
Borgia, pero Juan Pablo II les solicitó que se hiciera la petición por medio
diplomático, no obstante aún eran vigentes las leyes juaristas que prohibían la
relación diplomática entre México y el estado Vaticano ya que por su carácter reformista,
no se reconocía al Vaticano como un estado. En 1990 el presidente Carlos
Salinas de Gortari recibió de nuevo a Juan Pablo II y ya había derogado las
leyes de Juárez y se reconocía al vaticano como un estado, en agradecimiento el
Papa trajo un documento como obsequio, ¡y así es!, por fin regresó a México el
Códice Badiano, no hubo mención absoluta ni del Códice Borgia ni de la bandera.
El carácter conspiratorio radica en que nadie
ha visto esa bandera que está en poder del Vaticano, nadie excepto Yturbide, y
su reconstrucción ha sido con base en otros códices y grabados, Oselocoatl Ramires
argumenta que una bandera precolombina implica soberanía política e intelectual
y es precisamente lo que los conspiradores no quieren que tengamos. Por ello el
chisme nacional es que nuestra bandera actual es un instrumento evangelizador
para considerar “malos” a nuestros símbolos autóctonos y debemos sustituirla
por la bandera verde agua con Tonatiuh en el fondo y el águila sosteniendo en
el hocico el símbolo de la dualidad.
…
Los símbolos siempre han sido determinantes en la conducta humana, no
solo porque dotan a una población de unidad y protección, sino porque también
sirven como posibilidad de comunicación efectiva y universal, pues, un símbolo
es independiente a la lengua y completamente dependiente a la interacción
cultural, por ello como mexicanos tenemos la posibilidad de hacer significativa
nuestra personalidad independientemente del estandarte que portemos, el águila
y la serpiente son lo de menos si hoy no somos capaces de demostrar unidad y
congruencia en nuestros manejos políticos, la distribución de la riqueza o el respeto
por la vida. Así que lejos de cuestionar el diseño de una bandera, habría que
comenzar por el comportamiento de nuestra bandera[2], ¿hacemos lo correcto, lo suficiente, lo congruente? ¿hacemos el
amor o la guerra? ¿Hacemos o somos?