lunes, 26 de septiembre de 2011

De nuevo distintos tipos de justicia competirán por hacerse el heroísmo correcto.

Episodio 55: No son demonios
El posible asaltante no pudo escapar de un demonio, Damián lo aterró tanto que en su celda solo pedía que lo protegieran de él, la chica rescatada fue tranquila a su casa con el recuerdo del héroe enmascarado que la ayudó, y Damián continuó esa noche poniendo a prueba su nuevo traje.
Los poderes le dieron también al joven paladín una experiencia nueva que le resultaba por demás excitante, no quería descansar, sin embargo la noche pasaba y sabía que al día siguiente tendría que asistir a sus clases. Con cierta incomodidad de conciencia decide retirarse por ahora.

Abraham escapa de algunos policías que lo confunden con la cofradía que sigue al Arcángel y que forzaron el alboroto en la plaza de los insurgentes. No es lo mismo escapar de ellos ahora que cuando tenía habilidades sobrenaturales, el aire le falta y las piernas se le tensan. El correr por las calles que le llevan al centro también le resulta nuevo, en otra ocasión iría saltando, está por ser alcanzado cuando decide trepar muros y saltar azarosamente, logrando así errar los movimientos de sus seguidores. No es él el único que escapa, otros encapuchados también corren y saltan causando el caos en las calles. Todos con habilidades propias de traceurs logran efectivas escapadas, Abraham les aprende e imita bien los movimientos del arte del desplazamiento y burla policías para logar entrar al tren subterráneo, ahí su aspecto cambia y tranquilamente entra en un vagón donde se sienta y escapa.
La noche terminaría así; El Demonio capturando hombres malos, El Arcángel escapando de la autoridad y una soñadora los comprende sin que le digan una sola palabra.

Abraham desvelado se está quedando dormido sobre un libro de biología que estudia para su examen en la biblioteca de la escuela, se siente agotado y a la vez contento, se imagina a sí mismo encapuchado y derribando una y otra vez a sus indirectos imitadores, recrea en su mente sus movimientos y se deja asombrar con la facilidad que ellos sorteaban las leyes de la gravedad para esquivar cualquier obstáculo cuando se escapaban. Su desconcentración se ve interrumpida por el ruido que causan unos libros al caer, se levanta y asiste a donde según él comenzó el ruido, con cautela se asoma y ve a un chico que penosamente levanta el alboroto que causó, entonces él decide ayudarle.
-Lo siento- se excusa con vergüenza el joven desconocido-. Lo jalé y todos los libros se le pegaron.
-Suele pasar- Abraham cortés mente levanta y lee las portadas que va tomando-. A cualquiera le pasa.
-A ti no, tú haces todo bien- Contesta el muchacho al que ya se le baja el bochorno.
-No me conoces- Abraham riendo un poco.
-Todo mundo te conoce, eres tan popular- el joven le recibe unos libros que va acomodando-. Por algo tú has sido el único al que el Arcángel no pudo ni matar ni lastimar.
-No creas que no me lastimó.
-Lo siento, es cierto- el muchacho recordó la creencia popular de que el Arcángel había matado a los padres de Abraham.
-¿Cómo te llamas? -Abraham se percata de un cambio de ánimo y decide sonreírle para evitar la tensión.
-Me llamo Pablo- le extiende la mano y deja caer de nuevo los libros.
Así pasa la mañana en la que Abraham estudia con Pablo, resultó ser que el muchacho que tiró los libros era un erudito en ciencias y matemáticas, ideal compañero de estudios para Abraham. Pablo deseaba saber todo lo del Arcángel que se pudiera y discretamente le preguntaba a su nuevo amigo.

Cuando la tarde llegó Sonia regresó a su habitual sitio, ahí se vería de nuevo con Mateo y sus amigos, Damián y Gato por el contrario, optaron por mantener una sana distancia. Todo indicaba que Mateo no planeaba enfrentar ni a Abraham ni a ninguno de ellos en público, y menos frente a Sonia. A la vez esto daba confianza a Gato de que el apóstata no agrediría a Sonia, además era ella la perfecta carnada para manipular al Arcángel.
Abraham ese día no asistió a donde seguro encontraría a la persona que ama, las instrucciones de Gato eran claras y sabía que por algo lo había enunciado, además, aún tenía que controlar el cambio de atuendo que el permitía el guardapelo. El concentrarse en sus movimientos y el manipular su aspecto a la vez se la complicaba mucho, por ello decidió solo usar el obsequio de Gato en una pequeña porción de su vestimenta, esto significaría que tendrá que usar de nuevo ropa que le permita esconder un disfraz.
Cuando Mateo dejó pasar las horas y vio que ninguno de los amigos de Sonia se acercaba, se alegró, aparentemente todo iba conforme a su plan, el mensaje de que él ponía las reglas había sido entendido, y su mejor carta no era otra sino Sonia. Ella estaba ahí a lado suyo, triste pues ella interpreta que sus amigos no querían irla a ver, la tristeza en ella no solo sería algo que el facilitaría entrar en su corazón, sino que además sacaría a Abraham de él.
Mateo Abrasa a Sonia, aunque es un apóstata algún día fue una persona buena y de confianza, por ello sabe como exponer una aura de bien, a Sonia no se le hace difícil depositar una nueva fe en él.

Abraham decide no salir esta noche, para comenzar se siente fatigado, además no sabe cómo podría ser el salvador de la ciudad sin sus poderes, frente a la computadora en su escritorio revisa las noticias, a lado tiene un viejo radio que adaptó para poder interferir la señal de la policía, podría haber intentado intervenir por medio del internet pero sin duda eso dejaría rastro en la memoria y podría ser rastreado en algún futuro, por ello aprendió a crear este aparato con el que se guiaba en su otrora etapa de justiciero.
-Si vuelvo allá afuera, debo mejorar mi modo de desaparecer- Abraham piensa mientras se recarga estirándose en la silla de oficina-. Como los golpes en el Karate, salir más rápido de lo que entran.
A continuación se levanta y sube a la azotea, observa el guardapelo que Gato le dio y también medita sobre los poderes que contiene. Acto seguido se concentra hasta que del artefacto sale un brillo que comienza a cubrir su brazo con delgadas fibras, algunas ondulan lentamente pero ante cualquier desconcentración se agitaban violentamente y le causan heridas en los brazos.
Pasa algún rato para que Abraham deje de lastimarse con el guardapelo, y así lograr cubrirse por una capa de estas fibras, después de otro rato logra aparecer y desaparecer algunas capas en diversos segmentos de su vestimenta e incluso darles color. Como aun no logra mantener suficiente control para crear articulaciones opta por crear capas pequeñas como si creara una armadura en algunas zonas y ensaya sus movimientos. Para cuando cae la noche ya ha logrado crear un modesto atuendo que aparece y desaparece con facilidad.
-Modo Arcángel- desde el guardapelo que Abraham ya usa en el cuello un brillo cubre partes de su cuerpo; principalmente su torso, antebrazos y piernas para después desaparecer dejando una discreta y delgada armadura-. Tendré que probarla.
Durante varios minutos Abraham se arrojaba al piso o golpeaba las paredes para constatar que la armadura le protegía fielmente, en ocasiones perdió la concentración y se lastimaba porque quedaba desprotegido, así continuó un largo tiempo, solo repetía varias veces el ensayo.

En una de las colonias más conflictivas al oriente de la ciudad.
-No puede ser, él es solo una persona, no puede estar arruinando nuestros planes, ¿cuántos lleva, 25, 30?- Un tipo musculoso, enorme y muy moreno reclamaba a varios delincuentes en una junta secreta, traía puesto un traje muy fino y una loción peculiarmente agradable. Se trataba de un funcionario del gobierno que estaba inmiscuido en negocios sucios, su nombre todos lo sabían, sin embrago en el bajo mundo era conocido como el jefe “Catoblepas”, algunos con mucha confianza le llamaban también “Cato” para evitar el largo mote, otros solo le decían “Jefe”-. Y esta misma noche.
-Jefe, él es como el Arcángel, pero malo- contesta uno de los delincuentes en la mesa.
-¿Cómo que malo?- Reclama enfurecido Cato.
-Señor- interrumpe otro de los implicados-. El arcángel solía capturar a los nuestros y entregarlos a la policía, o los dejaba desmayados para que pudieran ser arrestados, en cambio este no, este les rompe un brazo o una pierna en el mejor de los casos.
-O los tortura para sacar más información- agrega otro.
-Muchos no pueden ni hablar- Otro de los varios asistentes agrega.
De pronto se hace el caos entre quejas sobre el nuevo encapuchado que le describen al jefe, ahora El Demonio es la figura que aterra a los delincuentes de la zona, y lo más aterrador es que lo había logrado en el trayecto de la noche.
-Recuerden que al Arcángel no podíamos dañarlo, sin embargo a este… Lo atacaremos con todo-. Dice Catoblepas.
En un callejón de la colonia Renovación al oriente de la ciudad también, Damián camina con su traje del Demonio y del mismo callejón salen corriendo despavoridos un par de muchachos que fueron sorprendidos vendiendo drogas. Damián ya se ha hecho un mito en muy pocos días, aunque parte de ese efecto se debía a que el Arcángel ya había planteado al posibilidad de ser atacado por un ser sobrenatural.
Muchos de los principales líderes de criminales tenían un pacto de no agresión contra el Arcángel, él no sabía en lo absoluto, lo que ocurrió es que uno de los presos a quien rescató de un extraño incendio en la cárcel resultó ser la mano que manipula desde el interior al crimen organizado en la ciudad. En cambio Damián era un desconocido que atacaba a delincuentes con mayor eficacia, Abraham solía evitar asaltos y rescatar a las víctimas de accidentes, de uno u otro modo su labor era más de rescatista que de un justiciero, y Damián capturaba a pequeños distribuidores de contrabando, los intimidaba e interrogaba y así escalaba para llegar a detener a las cabezas criminales.
Estos jóvenes que escapan del Demonio no son precisamente las grandes potencias delictivas, apenas y tienen contactos en bodegas que distribuyen contrabando a muchos negocios informales, a lo mucho rentarán un par de locales donde ocupan la facha de ser tienditas con videojuegos para vender droga al menudeo, y precisamente uno de esos locales ahora ardía en llamas.
Rápidamente al lugar llegan en motocicletas tipos con armas largas y semiautomáticas, apenas hace unos minutos les habían avisado que algo raro sucedía ahí, y con las alertas que el jefe Catoblepas había comunicado, no dudaron en armarse bien y responder al llamado de auxilio.
-Armas, me parece bien- Damián se auto cuestiona sobre su capacidad de enfrentar el armamento de este calibre sin demostrar preocupación alguna.
A diferencia de Abraham, Damián ya tiene un pleno control sobre su armadura y los poderes que este le dejó. Ambos viven noches paralelas desde hace mucho y esta es una de ellas, Damián se ha hecho enemigo de la delincuencia y Abraham del fanatismo. El crimen es atacado por el Demonio y la fe por el Arcángel.

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