sábado, 6 de marzo de 2010

Un pensamiento ántes de poder dormir.

Nocturno cariño es el que me dejas tenerte a deshoras, con el recuerdo mío que me hace presa de tu ausencia, como lamento de no ser contención para tu sueño. Es entonces que me aferro a la nostalgia de saber que es él y no yo por quien flaqueas.
Cada noche al contar las estrellas su música no me arrulla como lo hace tu vos, no me arropa como tus consejos, ni mece a mi imaginación.
Me mantengo como no muerto a la espera del probar esa sangre tuya, fluido que necesitan mis venas para volver a mi pulso mover, de escarlata fluido que es el canto de cada sílaba en tu oración.
Ángel de mi tristeza, mi amarga y desolada compañía, quédate fuera de mi casa, así como no lo haces ninguna noche… Ningún día.
De las sombras que me acosan y cubren a mi luna, el hijo del lucero tomándome indefenso rememora mis caídas, me deja hablando con mis serpientes y doblado por la mitad, como los días aquellos en que me sujetaba a la idea del sitio plácido junto a mi madre.
Cuando hablas llamas a mi nombre y cada exhalación de tu vos saliente, alienta a mi destino que incluso estando lejos me evitas otra vez estar vacio. Susurro de lo bello que se niega a partir del crepúsculo hasta hacer de mi sueño un extraño al amanecer.
Contrariado con el criterio de aquellos que me levantan, aún sigo contigo cada vigilia, porque con tu aceptación me apoyas a seguir el camino de una más que te ama y te extraña.

1 comentario:

  1. Pachucos cholos y chundos, chichinflas y malafachas, aca los chompiras rifan y bailan tibiri tabara...

    simpaticos los escribejos.
    Bon nuit.

    ResponderEliminar

Germán, en el nombre del demonio

Germán…  Claro que recuerdo ese nombre, yo nunca olvido uno: pequeña víctima de sí mismo, ignorante de su capacidad, temeroso del profu...