sábado, 20 de marzo de 2010

Un encargo agradable

Hace algunas semanas se me presentó lo que bien debo asimilar como la cotidianidad de mi vida, los momentos en que tengo que asumir que se acerca el momento de mi profesionalización y con él, el peso que conlleva la responsabilidad de enunciarme de modo crítico y objetivo en cualquier tema. Un amigo me mencionó sobre la realización de un encuentro de estudiantes al que me ha generado una inquietud la posibilidad por asistir.
Para la elección del tema a desarrollar en una ponencia, utilicé un viejo ejercicio crítico que aprendí en la facultad y que utilicé durante algún tiempo en un círculo de estudios. Un maestro de la facultad nos hizo escribir en un papel cualquier palabra y posteriormente se revolvieron en un bote para luego ser repartidos de nuevo. Cada quien con su papel tomaba la palabra y tenía que escribir un ensayo al respecto. Tiempo después cuando organizaba el círculo de estudios de “Mambrú se fue a la guerra”, realizamos ese tipo de ejercicios para desarrollar nuestros puntos críticos, en papelitos que se sorteaban cada semana apuntamos las palabras que se tomarían como temas para ser abordados desde distintos ejes temáticos. En esos días yo apunté “Superman”, y di motivo para ensayos sobre política, cultura pop y simbología.
En esta ocasión decidí que ante la posibilidad de no ser elegido como ponente, lo más sensato era realizar o bien un trabajo sobre un tema que dominara y que me sirviera posteriormente, o buscar un tema con mayor significado personal. Así fue como decidí dar la oportunidad a personas que no están vinculadas a mi trabajo filosófico a cuestionarme sobre temas de su interés, y posteriormente recibí la propuesta de parte de una de las personas consultadas para desarrollar mi visión en la relación entre: “el trabajador, el patrón y el sindicato”. Así pues comencé mi investigación que me trajo algunas peripecias…
A continuación, las observaciones y conclusiones a las que llegué.
No es un descubrimiento cuando concluyo que la modalidad de los sindicatos no es aplicable en un estado socialista, empero es menester la mención de este en el tratado del tema, porque a pesar que en dicho estado no existe la explotación del proletariado, es común el objetivo al lograr el ascenso de la clase obrera a un nivel de vida superior. Por ello cabe el desarrollo de la visión socialista enfatizando el contraste de la visión de civilización que propone la clase burguesa contra la idea de desarrollo que se expone en el socialismo. Pues entre estas posturas contrarias es donde se encuentra la clave del entendimiento sobre la polémica que hay cuando confrontamos la idea original del sindicato, como una organización que busca la dignificación del trabajo a través del impulso del mismo como una posibilidad de desarrollo personal y como el uso del sindicato como organización de defensa del trabajador.
Comenzaré exponiendo brevemente la visión socialista sobre el término de civilización como método de autojustificación de la producción a niveles excedentes y el planteamiento que esto hace de necesidades artificiales, continuando con la necesidad por parte del proletariado por la ubicación de sí en la cima del poder. Así continuaré con el breve desarrollo de la historia del sindicato como movimiento obrero organizado a partir de sus antecedentes, hasta lo que hoy muestra la organización y dirección del sindicato por parte de un individuo reconocido como el líder. Por último pretendo llegar al desarrollo del contraste entre lo planeado inicialmente y los logros de la idea de sindicato a partir de la diferencia entre la visión de desarrollo del trabajador partiendo del mismo trabajador, y, como se entiende la relevancia de este como una figura dirigida dentro del actual sindicato. En ese desarrollo se desenvuelve la relación entre el patrón y el obrero, el patrón y el sindicato, y el obrero y el sindicato.
Para la exposición del trabajo a partir del trabajo, no ahondaré en la lucha de clases asumiendo el entendimiento de esta por parte del socialismo como la relación entre una clase opresora y una oprimida, mas me dedicaré a la exhibición de lo que propone cada parte como trabajo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Germán, en el nombre del demonio

Germán…  Claro que recuerdo ese nombre, yo nunca olvido uno: pequeña víctima de sí mismo, ignorante de su capacidad, temeroso del profu...