domingo, 8 de marzo de 2009

3a a una Demente

Ajena locura me envuelve al no hallarte, al oír tu sonido negado y al verte en todos lados menos conmigo, tienta más mi nobleza y despertarás al león que me traga, que no se digna en morderme, que habré las fauces, y solo me pasa. Pasados son ya mis momentos premiados, solemne ritual es aceptar que de mi se han separado, entre el humo de mis sabanas me recuesto día con día, días sin sol, sin agua ni espuma nacarada.
Así, solo, mi voz que madura mientras mi bosque madura, tanto calor para mí en solitario que… mi voz quema dura y me deja mí… voz quemadura. Veo a vos que madura lejos de mí haciéndose vos quemadura en mi corazón, vos quema dura a esta para que jamás se quite, y siempre será la misma expresión.
La tesis del poder aquel que ruega por que vos no venga conmigo convence más a lo real que mi suplica a mi único testigo, presente cuando cambio a mi descanso por carbón para intentar acercarte a cada trazo. Cada recta, cada curva, cada matiz de clara a oscura. Me hace rezar por tu llamado, sea corto y frío, sincero y al final me haga amargo, me haga cebo para la tragedia en el teatro donde de mi ríe aquel que luego me ve y llora.
No seas más cruel y deja a tu amigo ser tu amante, has de mí el dueño de tus finos labios, que se desgarra la lengua con ellos y aun así los saborea, que en tu espalda intente las caricias más perfectas, que cada dedo mío reconozca tus piernas y caderas. Que encadenado al fulgor oscuro de tus ojos haga bailar tu cabello en mis manos que plante en ti la semilla de mi vida, que te haga cortar aquel que tiene raíz. Pues aunque se sustente de la grandiosa tierra siempre estará ahí plantado.
Has de mi tu psicópata favorito, que al no tener alas te lleva volando al paraíso, déjame tomarte y abrir tus ventanas, entrar a tu corazón abriendo tus puertas de par en par, tal como Moisés abrió al mar. Caminaría contigo sobre el agua y no dejaré que te toque el líquido de las lágrimas, ninguna gota, ningún metal, ningún soplo en ti será tempestad.
Cuéntame… ¿Cómo vamos en tu juego? Dime si algo he ganado, si merezco más que un lamento, si hoy puedo pensar que a tu alma entro.
Si del señor no soy apóstol pues no fui el elegido, de ti seré caballero por convicción, ingenioso hidalgo por vocación y si me abandonas trotamundos por decepción.
Pero el sol ya sale, con la noche se van mis fantasías, de mi espada y hermosa dama, lo cotidiano es cantarles despedida, recuerdo en el alba que con otro te haces dormida.
Otra vez me niegas la luz, mí querida, muy querida verduga mía.

1 comentario:

  1. ME ENCANTARÍA ESTAR EN ESE AÑO Y HUBIERA SIDO TU MUSA JAJAJA ES QUE ME GUSTA COMO ESCRIBES, BIENNN BIENNN SIGUE SIGUE

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